Podría pasarme horas contemplando el fulgor que desprendes en la noxe. La coreografía exotica que improvisas con mi respirar. A cada moviento a tu alrededor me seduces para que me acerque más y no pare de mirarte, de comtemplarte. De color anaranjado, a mi ojos eres resplandeciente y observate me produce un placer hipnótico y morboso del que no soy capaz de desengancharme.
Pero que frágil y pequeña eres, te acaricio con dedos y resbalas. Juegas conmigo porque me llamas pera luego decirme que no puedo cogerte, te ries ante mis intentos fallidos de hacerte estremecer. Empiezo a notar como el calor me quema por dentro ante tu juego, y los dedos me duelen de intentar acariciarte. Los ojos ya me duelen de no parpadear ante tu presencia acusadora. No te portas bien conmigo y hoy he decidido a no seguir contigo. Adiós pequeña llama. Tu vida se ha acabado pero mañana volverás a estar aquí, donde te hago revivir para mi disfrute cada noxe.
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